Una de las respuestas a esta incógnita es El Protocolo de Kioto, el que radica en un acuerdo internacional y básicamente consiste en estimular a los países desarrollados a disminuir la cantidad de gases que emiten y reducir la cantidad ya existente, no solo de CO2, sino también de otros gases como lo son el metano, el oxido nitroso y gases fluorizados como los hidrofluorocarbonos, perfluorocarbonos, hexafluoruro de azufre. En total se estima que en el periodo del 2008 al 2012 se reduzca un 5% en comparación con el registro del 1990.

Si bien es muy simple decir que se reduzcan la cantidad de gases en un país u otro, no es tan sencillo concretarlo, ya sea por falta de un buen posicionamiento global u otros problemas de carácter unilateral, razones como éstas son por lo que a algunos países se les da la facilidad de financiar mecanismos de desarrollo limpio (MDL) que se realicen en otro país , el que sea, no importa lo lejano de éste, y atribuir las reducciones de gases que produzcan estos provectos como propias, lo que facilita el cumplimiento de esta norma. A esta facilitación se le llama bonos de carbono y para darse a entender mejor se puede ejemplificar como que Rusia y Japón ya lograron un acuerdo con nuestro país, entregándo cierta cantidad de dinero por tonelada de dióxido de carbono eliminada, hecho que se comprueba cientificamente midiendo algunos componentes en la tierra si pensamos en un bosque, principal eliminador de CO2.